Si revisas la habitación de casi cualquier niño en el mundo seguramente encontrarás un osito de peluche. Los osos de peluche, conocidos también como Osos Teddy, son uno de los juguetes más populares. Abrazar un suave y tierno osito es relajante, además es sencillo crear vínculos emocionales con ellos. Es natural que se conviertan en el mejor amigo de un niño.
Utilizados como un símbolo de inocencia, amor y ternura, los osos de peluche son regalos comunes para niños e incluso adultos en fechas como San Valentín. Y, a pesar de su popularidad, pocos conocen la increíble historia que se esconde en sus tiernos ojitos. Los ositos Teddy son especiales, pues su origen está cargado de historia y significado. Sigue leyendo y descubre por qué son mucho más que un juguete.
El origen del oso de peluche
A principios del siglo XX, Theodore “Teddy” Roosevelt era el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica. Conocido por su progresismo pero también por su entusiasmo por la cacería, fue invitado a un viaje para cazar osos en Missisippi junto al gobernador de ese estado y otros cazadores.
Una vez en el terreno, todos los participantes habían logrado disparar a un animal, a excepción de Roosevelt. Preocupados por esto, algunos hombres lograron acorralar, golpear y atar a un árbol a un enorme oso negro americano. Cuando le dijeron a Roosevelt que le disparara al oso, éste se negó rotundamente, pues herir a un animal en esas condiciones era antideportivo.
La historia se regó como pólvora, hasta el punto en que el Washington Post, uno de los periódicos más importantes, publicó una tira cómica ilustrando el momento. Si bien esta ilustración estaba cargada de un profundo simbolismo político, fue vista por Morris Michtom, un hombre que tenía una pastelería pero que gustaba de hacer juguetes con su esposa. Michtom se inspiró en la tira cómica para hacer un oso en un material suave y lo colocó en la ventana de su negocio con un letrero que decía “El Oso de Teddy”. Sobra decir que lo vendió en un parpadeo, y el éxito fue tal que hizo un osito nuevo y lo envió al hijo del mismísimo Teddy Roosevelt, pidiendo permiso para usar su nombre para el oso. Fue tan exitoso que fundó su propia juguetería y a partir de ese momento, el oso comenzó a hacer historia.
Los primeros fabricantes
Si bien Michtom fue el que comenzó a utilizar el nombre de Teddy para el osito de peluche, fue la empresa de una mujer quien le dio su característica apariencia. En el año de 1879, una mujer alemana llamada Margaretе Steiff comenzó a hacer animales de fieltro. Ella sufría de parálisis causada por poliomelitis infantil, pero esto no evitó que fuese una costurera experta. Sus primeras creaciones, inspiradas por un artículo en una revista, fueron unos elefantes que regaló a sus sobrinos.
Todos adoraron sus creaciones, lo motivó a Margareth a seguir creando y experimentando con más modelos que se hacían cada vez más populares entre niños y adultos. Para el año de 1880, sus padres la ayudaron a abrir su fábrica de juguetes de tela llamada “Steiff”. El primer oso hecho en esta fábrica fue creado en 1901 y se parecía más a un oso real, pero en 1902 uno de los sobrinos del nuevo dueño fue al circo y vio que los osos entrenados podían caminar en sus patas traseras.
Inspirado en esto, creó el modelo de oso en el que las patas traseras cuentan con un mecanismo que les permite rotar y ponerse de pie, además de hacer que las patas delanteras y la cabeza también tuviesen movimiento. Este diseño es el que se ha mantenido incólume como el clásico del oso de peluche, y desde esa época sólo se han reemplazado las cuerdas que lo sostienen por una pieza más resistente.
Este oso recibió el premio mayor en 1903 en la feria de artesanía de Leipzig y en ese mismo año se hizo una orden de 3000 ositos de este modelo para ser distribuidos en Norteamérica, para suplir la demanda causada por la locura del Oso Teddy. Desde ese momento, la figura del osito de peluche que conocemos ha seguido siendo el acompañante de las aventuras de muchos niños alrededor del mundo.
¿Qué distingue a un oso de peluche?
Si bien es cierto que los ositos de peluche son un ícono, como tal han sufrido transformaciones y cambios a lo largo de todo este tiempo; pero existen ciertas características presentes en el modelo original y que se han mantenido intactas. Cuando una de estas características se modifica, las demás se han de mantener para que el producto final siga siendo considerado un oso Teddy. Estos rasgos son importantes si deseas coleccionar ositos o si has decidido comenzar a elaborarlos.
Materiales
El material en el que está elaborado el osos Teddy es de vital importancia. Se supone que están hechos pensando en los niños, pero también son un símbolo de amor, ternura y protección así que se suelen emplear materiales suaves. El oso de peluche original debe estar confeccionado en Mohair, una fibra especial elaborada a partir del pelo de una cabra (Schulte); aunque también pueden hacerse en fibra de alpaca.
El material externo del osito es una de las características más flexibles, pues se fabrican de forma masiva en materiales sintéticos, incluso en telas como jersey, lana, algodón y otras. Un oso de peluche elaborado de forma artesanal se distingue porque está hecho con materiales naturales como alpaca y mohair.
Patrón
Con la era industrial y la fabricación masiva de los juguetes, se han creado cientos de modelos y patrones distintos para hacer osos de peluche; sin embargo, el modelo original se distingue por contar con las extremidades confeccionadas separadamente del torso y adheridas con un mecanismo que permite su rotación.
Rostro
La cara de los osos teddy no es anatómicamente correcta, si se compara con un oso real. El oso de peluche tiene una frente más amplia, los ojos más bajos, grandes y juntos, además de un hocico más corto y nariz pequeña. Esto acentúa la ternura y calidez del rostro, haciéndolo más tierno y abrazable.
El impacto de los ositos Teddy
Lo que comenzó como una historia sangrienta de cacería se transformó en el salvoconducto para los osos reales. La popularidad del oso Teddy fue tan grande que impulsó una serie de reformas proteccionistas de la vida salvaje, que cesó con el extermino al que eran sometidos estos animales en Norteamérica, siendo Therodore Roosevelt uno de sus principales promotores.
Por otra parte, antes de la primera Guerra Mundial, la compañía Steiff logró producir y comercializar más de un millón de ositos, hasta el punto en que comenzaron a operar varias fábricas alrededor del mundo. Hoy la empresa sigue funcionando y se ha convertido en un emblema para Alemania y han producido varios modelos de colección.
Los osos teddy se han convertido en regalos icónicos y emblemáticos para determinadas ocasiones: desde el nacimiento de bebés hasta el día de San Valentín, y se han inmortalizado en piezas de la cultura pop moderna. El famoso Winnie The Pooh, por ejemplo, fue inspirado en el oso de peluche del hijo del escritor: mientras que muchos crecieron leyendo las aventuras del Oso Paddington. El oso de peluche ha logrado trascender las barreras del juguete para convertirse en protagonistas silenciosos de grandes momentos de la historia, pero también de las historias de infancia de millones de niños alrededor del mundo.